Sailor´s Day
Fiesta popular de Kláksvík, un pequeño pueblo pesquero ubicado en la isla Boroy, Feroe. 2 ballenas piloto o calderones yacen muertas en el puerto, listas para ser descuartizadas. Estas ballenas están estrictamente protegidas por la Unión Europea. Dinamarca es país firmante del tratado de protección, aunque hace la vista gorda ante las matanzas que se organizan en los fiordos feroeses.
Una tradición local contrapuesta a los criterios de sostenibilidad de la biodiversidad marina.
2 semanas antes de tomar estas imágenes, el periódico sensacionalista The Sun, publicaba unas escalofriantes imágenes de la matanza de las ballenas en el fiordo. Los habitantes de Kláksvík estaban muy nerviosos. Probablemente estas ballenas sean 2 de los ejemplares "cazados" en esos días, congelados y sacados para la ocasión.
Sin embargo, es un día de fiesta, los niños juegan con inmensos cangrejos como aquí lo hacen con cochecitos, se han pescado algunos ejemplares de las especies autóctonas de peces. Se ha preparado una carpa, incluso llega puntualmente una singular embarcación de no más de 3,5 m de eslora en la que unos británicos han cruzado el océano atlántico a remo. Son recibidos como héroes.
Los niños nacen con una caña en la mano. Cuando estás allí puedes entender ciertas cosas sobre unas tradiciones ancestrales que no entienden de tratados, incluso puedes llegar a hacer varias concesiones. Tal vez sería conveniente buscar un cierto equilibrio entre tradición y conservación que realmente funcionase.
Unos niños examinan un tiburón pescado para Sailor´s Day
Kláksvík es un pueblo precioso, situado en el istmo de dos fiordos, te enamoras de él conforme lo divisas a la salida del túnel.
El pueblo vive de la pesca y la caza de ballenas representa uno de sus mayores ingresos. Seguramente estos pescadores están equivocados, pero la negación de sus tradiciones y la prohibición absoluta de su actividad no es una solución. Creo que en este tipo de comunidades pueden funcionar muy bien las actividades relacionadas con el turismo. Y deberían ser los gobiernos y los planes conservacionistas de la Unión Europea los que incentiven y promuevan estas actividades.
La iniciativa privada de algunos conservacionistas ya ha dado sus frutos en remotas regiones africanas. Y la recuperación de poblaciones de algunas especies amenazadas es más que evidente.
Kláksvík es un pueblo precioso, situado en el istmo de dos fiordos, te enamoras de él conforme lo divisas a la salida del túnel.
El pueblo vive de la pesca y la caza de ballenas representa uno de sus mayores ingresos. Seguramente estos pescadores están equivocados, pero la negación de sus tradiciones y la prohibición absoluta de su actividad no es una solución. Creo que en este tipo de comunidades pueden funcionar muy bien las actividades relacionadas con el turismo. Y deberían ser los gobiernos y los planes conservacionistas de la Unión Europea los que incentiven y promuevan estas actividades.
La iniciativa privada de algunos conservacionistas ya ha dado sus frutos en remotas regiones africanas. Y la recuperación de poblaciones de algunas especies amenazadas es más que evidente.