domingo, 10 de enero de 2010

LA DECADENCIA DEL ENTORNO . RUSIA

El RAE define decadencia como declinación, menoscabo, principio de debilidad o de ruina. Nápoles es una ciudad decadente, así como lo son muchas ciudades europeas que he tenido la ocasión de visitar. Esa decadencia lleva aparejada la belleza de sus antiguos edificios, de la luz de mediterráneo, de sus gentes, de la vida que sostiene esa ciudad.

Iglesia en ruinas . Irkutsk . Siberia (invierno 2006)
En Rusia no se da esta circunstancia, sus ciudades no han tenido tiempos mejores, o si los han tenido ha sido desde el punto de vista sociológico, militar… pero no han sido sus edificios, sino su importancia histórica. La Unión Soviética desarrolló un nuevo tipo de decadencia, la del entorno.

La URSS antes y la Federación Rusa actualmente no conocen lo que es bello. El país más grande del planeta está repleto de lugares, bastas extensiones de terreno virgen en estado primigenio, gracias a la poderosa fuerza de la climatología, la mayor parte de su territorio es inaccesible. Moscú, ciudad desde la que se toman todas las decisiones políticas y económicas de toda Rusia nunca ha tenido suficientes recursos económicos para desarrollar Siberia. Las únicas zonas urbanizadas se han desarrollado a costa del trabajo de presos condenados y de un hermoso entorno natural.

Siberia y el Ártico son ricos en recursos naturales, sin embargo, Moscú no puede desarrollarlos. En la época de los soviets, se establecieron Gulags por todas estas regiones al modo militar. Se construyeron pueblos fantasma que se dedicaban a la explotación manual de recursos. Se devastaron bosques, se contaminaron los ríos, la tierra, empobrecieron el entorno y en algunos casos acabaron con él, con su flora y su fauna.

Aún así, volveré.

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